UNA PROPUESTA PARA EDUCACIÓN

En nuestra Patria se habla mucho de muchos temas. Por derecha o izquierda, con más  o menos conocimientos, con más o menos capacidad de traducir ideas en propuestas y propuestas en acciones. Entre tantas palabras, la educación debe ser la actividad que más promesas recibe y en la que menos avances se logran.

Los resultados de las muchas evaluaciones hechas a nuestros estudiantes nos están diciendo del estancamiento nuestro,  que es retroceso ante el avance del resto. Es decir, hay decadencia.  De esas evaluaciones no se zafa por el ninguneo, ni el ocultamiento.  La culpa no es sólo de los actuales gobiernos, sino de unos cuantos más para atrás. Puede decirse sin temor a gran equívoco, que estamos girando en una misma y aburrida calesita de dichos altisonantes seguidos por pocas acciones.

Como criticar sin proponer es repetido y malo, acá van algunas ideas.

A MODO DE DIAGNÓSTICO

No podemos sentirnos satisfechos con nuestra educación. Si bien hay algunos “bolsones” de calidad, la realidad de la totalidad no es buena. Hay un largo deterioro de nuestra educación fruto de carencias materiales, enfoques fallidos, inacciones reiteradas y prolongadas, ideologización exagerada, persecuciones, prohibiciones. Lo que puede resumirse en supina ignorancia gubernamental de lo que es y de lo que puede hacer la educación. O quizás peor, sabiendo lo que puede dar la educación, la postergan para tener más empobrecido y dominado al pueblo. Ésto es dolorosamente cierto, tal como me lo supo decir el maestro Jauretche: “Es más barato y  fácil dominar un pueblo destruyendo su educación, que usando ejércitos”.

Hay muchas evidencias que hablan de la deficiente calidad de nuestra educación: repitencia, deserción, dificultades de nuestros jóvenes para pasar a niveles educativos superiores o para conseguir empleo, escasez de profesionales en áreas estratégicas para la vida actual., bajos niveles de lecto-escritura, comprensión de textos  y en ciencias exactas,  etc.

Ningún país puede aspirar a crecer y ofrecer mejores condiciones de vida en lo humano y lo material con una educación así.

ALGUNOS CONCEPTOS CLAVES

Personalismo

Siendo la educación una actividad distintiva de lo humano, es necesario recordar entonces que la persona humana, cualquiera sea la concepción filosófica o religiosa que se tenga, es la medida de todas las cosas. Por lo tanto ninguna acción de gobierno debe atentar contra la dignidad de las personas  o menoscabar  las posibilidades de realización de  nadie, sólo limitadas por sus capacidades.

Esta concepción humanista y personalista lleva a

 educar a toda la persona,  en todas las personas,  a lo largo de toda su vida.

Toda la tecnología y los modernos recursos  deben ser puestos al servicio de la educación. Teniendo siempre presente que ellos  no pueden superar nunca a la relación docentes – alumnos – familia – sociedad. La tecnología ayuda, asegura, potencia la tarea del docente, no la reemplaza.

Por lo tanto las mejoras en la educación deben centrarse mucho más en acciones sobre lo humano, que sobre lo material o lo técnico.

Calidad Educativa

El concepto de educación de calidad es un tanto escurridizo, ya que puede  diferir según las  ideologías.  En esta aspiración propositiva  digo que una educación de calidad es aquella que garantiza a las personas toda la educación que sus capacidades permitan, transmitiendo el conocimiento alcanzado y generando el juicio crítico y la capacidad creadora necesarios  para profundizar los saberes, avanzar como personas y como sociedad en calidad de vida, dignidad y  Bien Común.

El futuro

El futuro argentino será tan bueno, como lo sea su educación. Las personas serán tan buenas y podrán realizarse tanto, como se lo permita la educación que reciban. Los gobernantes, los políticos en general, serán recordados y honrados no por  fastuosos o monumentalistas sino por su compromiso y la intensidad con que trabajen construyendo para y desde la educación.

EL COMPROMISO EDUCATIVO NACIONAL

Esta propuesta no quiere ser otra demagogia fácil.  Pero tampoco  timorata o superficial. Se necesita una revolución educativa, un cambio en la lógica de los antecedentes. No esperar resultados distintos si hacemos siempre lo mismo.

El punto de partida es la plena conciencia que el futuro patrio  habrá de construirse desde y con una educación sustancialmente distinta a la actual. Promovida, potenciada, respetada, amada, protegida. Con  la prudente prisa que exige lo grave de la situación. Prisa que se traducirá en la persistencia de políticas de estado consensuadas, planificadas, supervisadas y permanentemente evaluadas.

La toma de conciencia debe traducirse en un compromiso educativo nacional; con diagnóstico, propuestas, metas, organización, responsabilidades, recursos, etc. Compromiso que sea asumido,  firmado y ratificado todas las veces que sea necesario por gobiernos, partidos políticos,  organizaciones sindicales y empresariales,  medios de comunicación, universidades, etc.

Este compromiso educativo nacional  habrá de expresar que Argentina asume que la mayor y mejor educación de su pueblo es la actividad esencial para crecer,  realizarse como Nación, garantizar el Bien Común y la dignidad a sus habitantes. Y que ese compromiso lo asumimos todos, llevándolo adelante según la planificación, metodologías y responsabilidades propias de aquellos en quienes la vida democrática deposite periódicamente  su confianza. Ni persona, ni sector alguno puede hacer por sí solo todo lo que se necesita. Se impone una tarea solidaria de toda la argentinidad. La que ya es hora que se despierte.

El compromiso educativo nacional debe destacar lo prioritario de la educación. No la única prioridad, sino la privilegiada dentro de las múltiples prioridades coexistentes propias de todo país. Por cierto que dentro de  la misma educación existirán sus propias prioridades coexistentes.

Ese compromiso deberá listar, precisar o definir entre otras cuestiones, las siguientes:

  1. Concepción de la persona y de la sociedad.
  2. Organización.
  3. Cuestiones técnico – académicas.
  4. Política presupuestaria.
  5. Recursos humanos y materiales.
  6. Uso de las nuevas tecnologías.
  7. Estrategias.
  8. Eficacia y eficiencia en la toma de decisiones y su debida  ejecución.
  9. Creación de un clima favorable a la educación en toda la sociedad.
  10. Apertura a una permanente evaluación y a los cambios que se requieran.

EL CAMINO DEL CAMBIO

En plena conciencia del cambio profundo y sustancial que necesita la educación argentina surgen las dudas y preguntas: ¿Se puede?¿Cómo?¿Por dónde comenzar?

Para cumplir con ese compromiso educativo nacional los gobiernos deben contar de inmediato con aliados efectivos.

Puede decirse que la decadencia en que se encuentra nuestra educación tiene entre sus  causas originarias la pésima remuneración,  la pérdida del respeto a la actividad docente y el dejar de percibir a la educación como la forma cierta y segura  de realización personal.

Los malos sueldos hacen que las vocaciones decaigan o se orienten hacia mejores horizontes y que accedan al trabajo docente muchas personas que no reúnen todas las condiciones específicas para tan delicada tarea.

Esta debilidad de la docencia debe ser transformada en la potencia que se requiere para producir los cambios.

Los aliados serán los docentes. Hay una feliz coincidencia entre la importancia de  lo humano en la educación y la necesidad de contar con aliados.

La más efectiva vía de ataque a toda la actual problemática de la educación provincial será desde y a través  de la docencia. Por eso, deberán ser los primeros beneficiados.

Este beneficio será necesariamente el incremento sustancial y progresivo en sus remuneraciones. Notablemente por encima de lo actual y del incremento del costo de vida nacional, convirtiendo a la docente en una profesión privilegiada y de las mejores pagas del país. Incremento que permita la feliz concreción de vocaciones tanto como el aumento de éstas. Si necesitamos de la educación para cambiar al país, necesitamos de los docentes.

Actuar así es  reconocer la vía correcta, corrigiendo la persistencia de errores y postergaciones.  Ante la segura dificultad de pagar esas mejoras sustanciales  en las remuneraciones, se puede acordar algo así como una “tablita” de incrementos escalonados y  progresivos siempre por encima del aumento en el costo de vida y de modo tal que al cabo de “n”  años se llegue a los  niveles de excelencia salarial necesarios para que el enseñar sea uno de los trabajos más buscados y  respetados.

En la remuneración docente habrá de reconsiderarse el peso actual de la antigüedad, privilegiándose la efectiva formación específica y el  perfeccionamiento que permanentemente se  vaya alcanzando.

La vocación sostenida por una buena política salarial, acompañada por los servicios complementarios, llevará  alegría y felicidad en el cumplimiento de la tarea frente a los alumnos y convertirá a nuestros maestros y profesores en los mejores aliados en la necesaria revolución educativa.  Y permitirá ir superando viejos problemas tales como conflictos gremiales, ausentismo, enfermedades profesionales, sobrecarga laboral, contenidos que no se imparten, etc.

Esta política salarial será el paso previo al imprescindible incremento de las exigencias a toda la docencia; en su formación,  ingreso laboral, permanencia y ascensos. La exigencia será también permanente y mutua entre todos  los actores de la educación, lo que no será traumático y conflictivo si se logra un clima social adecuado.

Otras cuestiones

Una propuesta educativa debiera incluir definiciones en cuanto a teorías de aprendizaje, contenidos, metodologías, formas de gobierno, participación de la comunidad, responsabilidades de las provincias,  compromiso del gobierno nacional, presupuesto, recursos, etc.  Pero estas cuestiones son de índole técnico-instrumental y relativamente más fáciles de acordar y resolver. Me interesa mucho más insistir en lo que creo es la llave de entrada a los cambios, la dignificación socio económica de la profesión docente.

Deben evitarse en los ámbitos educativos, el clientelismo, el facilismo, el ideologismo sectario o la participación de personas no capacitadas específicamente para sus tareas. Habrá de  garantizarse la gobernabilidad y estabilidad integral del sistema. Las políticas serán acordadas, sustentables, auditadas y evaluadas.

Los organismos de planificación,  auditoría y evaluación deberán estar integrados por una amplia representatividad de la comunidad educativa.

Sé muy bien de la usual oposición gremial a algunas otras ideas, por las malas experiencias conocidas, pero en el marco de nuestro compromiso educativo nacional deben ser analizadas siempre en un conjunto armónico. Por ejemplo y entre otras:

  • Ingreso a la docencia no sólo por la posesión de un título específico, sino por concursos en los que se evalúe la formación teórica- práctica alcanzada en sus estudios.
  • Reválidas periódicas sobre la base de los resultados obtenidos y de las especializaciones y actualizaciones alcanzadas.
  • Pautar las especializaciones y capacitaciones.
  • Carrera docente por concursos.
  • Participación en los distintos niveles de planificación y toma de decisiones.
  • Cargos docentes exclusivos por grado en la enseñanza primaria.
  • Fijar parámetros de salud psico-física para los educadores.
  • Exlusión de los docentes de tareas que no sean las propias y específicas.

 

Gratuidad de la educación.

Este concepto debe ser adoptado en su concepción más amplia.  No solo pensada como no cobro de cuotas, ni restringida a los alumnos.

Gratuidad significa también que el docente recibe o tiene acceso garantizado y libre a materiales y textos.

Que  el alumno, al menos el de la primaria, recibe todos sus útiles y textos. Que unos y otros tienen transporte gratuito y que en una  jornada extendida reciben una buena y sana alimentación. Que existen servicios médicos – asistenciales especializados, con presencia escolar efectiva y  garantía de derivación a tratamientos gratuitos.

CLIMA EDUCATIVO   

La prioridad educativa expresada en el compromiso educativo nacional,  debe ser asumida también por el pueblo argentino todo. Y debe traducirse en un clima social que se exprese en:

  1. Convencimiento pleno de la importancia de la educación para las personas, las familias y la provincia toda.
  2. Participación en las múltiples responsabilidades que tendrán todos en la educación.
  3. Apoyo y protección a la tarea de los docentes.
  4. Apoyo y protección a la tarea de los estudiantes.
  5. Ruptura con los facilismos, la ley del menor esfuerzo y todas aquellas prácticas sociales que atentan contra una educación de calidad.
  6. Contar con edificios modernos, amables, cómodos, con todos los servicios del bienestar y la tecnología aplicable a la educación.
  7. Los medios de comunicación y la cultura al servicio de la educación y las políticas que se apliquen.
  8. La permanente actitud de apoyo y de juicio crítico en busca de lo mejor.
  9. La mutua y permanente exigencia de cada actor para con los restantes.
  10. Garantizar que educadores y alumnos concurran a sus tareas en las mejores condiciones físicas y anímicas, felices de hacer lo que les gusta y encontrando en esa tarea todo lo necesario para crecer en lo espiritual y material y dispuestos a trabajar en el crecimiento nacional y en la superación de sus problemas.
  11. Promover organizaciones solidarias que acompañen a los estudiantes y ayuden a sus familias a superar las dificultades que surgen en el estudio.

A MODO DE CONCLUSIÓN

Para cambiar la educación sugiero un pacto, un compromiso educativo nacional que incluya a todos los sectores de la Nación, que se apoye inicialmente en los docentes dignificando social y económicamente su profesión, para exigirles luego los mayores niveles de formación, capacitación y desempeño. Exigencias que serán también mutuas entre docentes, directivos, alumnos, familias, sociedad, gobernantes y legisladores.

Otro requisito ineludible es la decisión de actuar solidaria y armónicamente por encima de diferencias ideológicas, en un proyecto nacional de corto, mediano y largo plazo.  Se necesita que empecemos a pensar como país y no como fracción. La cultura del encuentro que nos propone SS Francisco debiera comenzar en la educación.

En esta línea que propongo los mejores ministros de educación no serán los pedagogos, sino los economistas que posibiliten los recursos necesarios.

Estas ideas pueden ser pobres o interesantes, tener aciertos y errores. Sólo espero que despierten la participación crítica y autocrítica, creativa, transformadora. Nuestras jóvenes generaciones necesitan una  educación mucho mejor a la que hoy tenemos en Argentina. Y eso no puede esperar mucho.

                                                   SAN LUIS. Junio 24 de 2015

Una propuesta similar pero pensada para la provincia de San Luis hice en el 2011, se puede leer en    //www.tochimoreno.com.ar/revolucion-educativa-para-san-luis/#more-492

Un comentario sobre “UNA PROPUESTA PARA EDUCACIÓN”

  1. Cuanta razon tiene amigo, si solo se pusiera en práctica lo enunciado cambiaría muchísimo toda la sociedad, y en pocos años.

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