Hermanas –os docentes de San Luis:
En el mes de setiembre el pueblo argentino homenajea a sus docentes: el 11 a los maestros y el 17 a los profesores.
En este San Luis del 2004 el homenaje se vive en un clima muy poco propicio para el feliz desempeño de la noble actividad docente fruto de la continuidad de una política que desde 1984 a la fecha se ha dedicado a socavar primero y destruir después, la educación pública en nuestra provincia. Aún cuando esta política educativa gubernamental se ha maquillado con una máscara de proyectos altisonantes y de obra pública ostentosa y con frecuencia mal hecha, no podemos olvidar entre tantas otras cosas a:
v La destrucción de la educación de adultos y de alfabetización.
v La privatización encubierta de la educación pública
v La destrucción de la carrera docente y el manoseo a las personas.
v El ahorro presupuestario hecho sobre la no-satisfacción de las necesidades escolares.
v La interpretación caprichosa o antojadiza de las normativas
v La represión y persecución a los docentes y sus instituciones gremiales.
v La zigzageante política en las estructuras de gobierno de la educación, incluyendo el incumplimiento del mandato constitucional de un ministerio específico.
Todas ellas, expresiones de una política educativa orientada a coartar el pleno desarrollo de personalidades autónomas, solidarias, capaces y con juicio crítico en nuestras jóvenes generaciones.
Destruir la educación pública es destruir el futuro.
No por repetido este concepto, deja de ser necesaria su enunciación en este momento.
La pasión que los docentes ponen en su trabajo se muestra en proyectos creativos, en iniciativas solidarias, en tareas asistenciales. Pero todo eso no es suficiente para lograr el nivel de calidad educativa que requiere nuestro pueblo, porque este Gobierno no hace lo suyo.
Las consecuencias de 20 años de una política así, serán de difícil superación. Pero nada que no se pueda cambiar con el compromiso militante, solidario, constante y valiente del pueblo.
No es momento de acciones aisladas, ni de vedetismos, ni de protagonismos egoístas.
El pueblo de San Luis necesita en este caso de la unidad armónica – aún en las diferencias- de la docencia junto a la dirigencia política y social para cambiar el rumbo de la historia provincial.
En este mes de setiembre de 2004, la Democracia Cristiana de San Luis abraza solidariamente a todos los ejercen la noble profesión docente, les felicita y agradece su labor. Al tiempo que los invita a sumar sus esfuerzos en la construcción de una nueva política, a conformar la nueva dirigencia que el pueblo necesita y reclama.
La educación deberá ser el pilar de las transformaciones que se ejerzan desde el próximo gobierno democrático de San Luis.
Este Gobierno no sabe de educación. Este Gobierno no tiene interés en la educación: Debemos cambiarlo!
SAN LUIS. Setiembre de 2004
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