Con Adolfo Rodríguez Sáa comenzó ese oxímoron de democracia totalitaria, es decir de usar las instituciones de la democracia republicana para deformarlas poniéndolas al servicio de sus ambiciones personales y familiares. Lo continuó y fortaleció Alberto Rodríguez Sáa . Y todo parece que ha de continuar con el contador Poggi.
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