El país sabe que desde 1983 gobierna en San Luis la familia Rodríguez Saá. Sabe también de todas las denuncias que se le han hecho a sus prácticas politiqueras. Las que pueden ser calificadas como la quinta esencia de la corrupción.
Y cuando digo corrupción de los Rodríguez Saá, digo corrupción en lo personal, lo familiar, lo institucional, lo democrático, lo económico, lo gubernamental, etc., etc. Digo corrupción total. El país lo sabe, lo ha escuchado, lo ha leído, lo ha vivido..
Lo que quizás muchos no sepan es que todos los gobiernos nacionales, de Alfonsín
a Duhalde han sabido de todas estas prácticas. Pero han callado, han mirado para otro lado, se borraron o negociaron.
Los sanluiseños tenemos muy en claro que nosotros debemos ser los principales responsables de la recuperación de la democracia en la provincia y de alcanzar nuestra dignidad de pueblo. Pero está muy claro también, que contra un tremendo aparato de poder y de dinero; especialista en amenazas, aprietes, compra venta de voluntades y en fraudes electorales; nos es muy difícil la pelea.
En San Luis, los Rodríguez Saá han destruido la esencia de la democracia subordinando hasta lo inconcebible al Poder Legislativo y al Poder Judicial. Se violan los derechos humanos permanentemente y se han cometido crímenes brutales cuyo no esclarecimiento sólo puede explicarse por la pertenencia o cercanía al poder de sus responsables. En San Luis la educación y la salud públicas han caído notablemente y son objeto de nuevos y reiterados ataques día a día. Cada obra pública, cada acción de gobierno de la que se ufanan los Rodríguez Saá, ha sido concebida y realizada a través de procederes corruptos.
Dicho sea esto a modo de extrema síntesis de lo ocurrido en más de 20 años de gobierno.
En San Luis hay sobrados motivos para que se intervengan los tres poderes. Eso claro está, si en el Ejecutivo y el Legislativo nacionales hubiese decisión de darle a todo el pueblo argentino la posibilidad de vivir en democracia..
Pero San Luis no le interesa a los gobernantes, legisladores y políticos nacionales. Seguramente a causa de torpes criterios materialistas: tenemos menos del 2% del padrón electoral; no tenemos ninguna producción estratégica; nuestra contribución al PBI es baja; etc. Con esos criterios, ¿ para qué molestar a un gobernador al que en una de esas necesitamos?
El presidente Kirchner dijo a poco de asumir que en nuestra Argentina se acababa la política del toma y daca. Ojalá que esa declaración se concrete. Que nadie quiera contar con los votos de los senadores y diputados nacionales que responden a los Rodríguez Saá y que éste seguramente ofrece a cambio de silencio y tranquilidad.
No son tan malas la corrupción y maldad; como tolerarlas o ayudarlas.
Hermanos argentinos: San Luis está en manos de gobernantes totalmente fuera de su sano juicio y que vienen destruyendo nuestra dignidad y nuestras esperanzas. Estamos en la lucha y la seguiremos. Pero solos nos es difícil y no queremos lamentar una violencia dolorosa.
Pedimos al menos ahora, la intervención al Poder Judicial de modo que nuestras acciones no sean cortadas, anuladas o prohibidas por jueces serviles cuyo accionar es una vergüenza para los profesores y las universidades que los formaron. Con un Poder Judicial neutral la cosa se nos empareja un poco.
Hasta ahora desde las esferas nacionales le han dejado el campo orégano a los Rodríguez Saá, convirtiendo a San Luis en una zona liberada para la delincuencia política – gubernamental.
Tengamos todos muy en claro que nuestra democracia argentina será tan fuerte como la más débil expresión de las democracias provinciales. Que la dignidad del pueblo argentino, tendrá la dimensión de las más violada de las dignidades provinciales.
San Luis no es otro país. San Luis es Argentina. De una Argentina que soñamos democrática, justa y solidaria.
San Luis. Febrero 6 de 2.004