Si bien lo político nunca desaparece totalmente de nuestra vida ciudadana, un año electoral como éste intensifica el tema; al punto de constituirse las próximas elecciones, en tema obligado para la mayoría de los argentinos. Elegir autoridades en un clima político como en el que estamos inmersos lleva a señalar algunas cuestiones con la intención de que al menos se tengan en cuenta en un momento de tan vital importancia.
CLIMA SOCIAL
No estamos viviendo en una época de calma y tranquilidad en nuestra patria. En los últimos años se ha instalado el fanatismo como modo de expresar ideas, gustos y adhesiones políticas. Y cuándo esto ocurre se diluyen o pierden las posibilidades de escuchar, atender, dialogar y encontrarnos con el otro.
Este clima así de enrarecido es alimentado desde la manera de vivir la política y de gobernar del kirchnerismo. Su concepción maniquea de amigo-enemigo nos ha llevado a la confrontación alejándonos de la cultura del encuentro y de la integración nacional.
Esta forma de gobernar surge de la inicial vocación por enriquecerse desde la función pública, que lleva luego a buscar la mayor cuota de poder para alcanzar la necesaria impunidad y a construir un poderoso aparato comunicacional necesario para vender gato por liebre, el tan mentado relato oficial mayormente reñido con la realidad en medio de algunas verdades y aciertos.
Una forma de gobernar como ésta no es exclusiva del kirchnerismo, se replica en varias expresiones provinciales, que integran el variopinto panorama del peronismo.Y ésta forma de gobernar está muy instalada en Argentina y seguramente habremos de convivir con ella en distintas intensidades y expresiones, durante unos cuántos años más.
No será rápido ni fácil superar esta forma política, por lo que habremos de acudir a lo más profundo de nuestras convicciones y la mayor de nuestra coherencia y persistencia en las acciones.
Esta política y con mayor intensidad desde el mandato de la actual Presidenta, nos ha traído hasta esta sociedad con los ánimos tan crispados; agravados a su vez, por un nivel delictivo y de violencia nunca vistos. Hay demasiado enfrentamiento y brecha entre los argentinos. De continuar así no es de esperar un buen futuro para nuestras jóvenes generaciones.
La búsqueda de impunidad para la corruptela inicial lleva al”vamos por todo”, a controlar o dominar todas las instituciones de nuestra democracia republicana. Esto es, arrasar con la división e independencia de los poderes legislativo y judicial, lo cual no hace falta probarlo acá.
Esto de “ir por todo” está destruyendo nuestra democracia desde adentro, profundiza el desprecio de muchos para con la actividad política y no es sino una manifestación más de la influencia del recientemente fallecido filósofo neo marxista Ernesto Laclau, de quien el matrimonio Kirchner se manifestó admirador.
Y no sólo ocurre en lo nacional. También en muchas provincias, como por ejemplo San Luis.
Esto de recuperar la plena y correcta vigencia de las instituciones republicanas no es cuestión de soplar y hacer botellas. Es un objetivo acuciante, pero de largo proceso.
ACCIÓN DE GOBIERNO
Incursionar en este terreno exige saber más y contar con mucho más tiempo y espacio.
Por otra parte lo económico dentro de lo complejo y delicado que es, reacciona más rápidamente a políticas acertadas, pudiéndose alcanzar logros positivos en plazos no demasiado largos.
Procuro incursionar en lo más básico, importante y difícil de solucionar…
LO INSTITUCIONAL
Este abandono de lo republicano, el irrespeto a sus instituciones y el desconocimiento cabal de su funcionamiento hecho por quienes gobiernan desde la misma democracia, ha llevado a que muchos crean que así es como funciona ésta. Como una monarquía feudal, en la cual al que accede al gobierno le está permitido todo. De ahí todas las maniobras fraudulentas para ganar elecciones, incluyendo por cierto, el asfixiante peso estatal al servicio de los gobernantes.
Quienes en diciembre asuman el gobierno nacional, sea quien sea, se encontrarán con este lamentable panorama institucional. Deberán poner toda su atención y capacidad en lo macro y micro económico, al tiempo que en paralelo deberán orientar grandes esfuerzos para recuperar el espíritu y vivencia republicanos. Para esta última tarea, será imprescindible poner en marcha políticas de estado con la participación solidaria de todas las expresiones políticas comprometidas realmente con nuestra democracia representativa, republicana y federal.
Esta cuestión de recuperar la república, junto a la de resolver los enfrentamientos y superar la brecha que nos separa, no sólo será tarea del próximo gobierno, sino la de los próximos tres o cuatros períodos presidenciales. Por lo tanto habrá de ser encarada necesariamente desde lo interdisciplinario y multipartidario. Que ningún partido se permita soñar que habrá de resolver estas cuestiones en poco tiempo y sólo por las suyas.
ALIANZAS O UNIONES
Así también surgen la degradación de la misma política, el descreimiento en los partidos políticos y el abandono de las ideologías; buscándose mayormente personalismos pragmáticos y autoritarios.
Hay que recuperar en las estructuras partidarias la concepción republicana y encontrar las formas de transmitirlas al conjunto del pueblo, como el único marco en el que se pueden resolver, lento pero seguro, las cuestiones que hoy nos afligen. Desde la importancia de esta recuperación republicana, debemos tomar conciencia de la necesidad de sumar, de integrar para realizar acciones comunes en lo gubernamental, lo legislativo y lo judicial.
Para eso, debemos practicar la cultura del encuentro, no sentirnos más que nadie, por más votos que eventualmente se puedan lograr.
Si se coincide en estos conceptos, se debe coincidir también en una construcción política dedicada a salvar la república y que incorpore el compromiso ético y honesto, tan ausente en estos tiempos.
En este momento no existe ningún partido que por sí solo pueda ganar una elección y gobernar. Tengamos presente que el justicialismo (incluido el Frente para la Victoria) principal responsable de lo que hemos precisado ya que gobernó en 23 de los últimos 25 años, actúa siempre en unidad con otras fuerzas políticas.
De esa realidad surgen la búsqueda de frentes o alianzas para alcanzar el gobierno. Como ocurre en estos momentos.
Estas unidades político – partidarias, no debieran ser alrededor de Fulano, Mengano o Zutano. Basta de personalismos. Liderazgos sí, pero no de los absolutos y autoritarios. Liderazgos coexistentes, solidarios, compartidos y especializados. Y las unidades que sean de partidos con ideas y muchos intérpretes y ejecutores. Con espíritu de cuerpo y diálogo interno para resolver diferencias, sin convertirlas en peleas a dirimir usando a los medios para crear ambientes de presión que más que nada sirven para que los escépticos de la política se multipliquen.
Ante una situación de emergencia republicana como ésta, debiera trabajarse construyendo una propuesta política desde los valores, desde el deber ser, abandonando las aspiraciones personales o sectoriales de figurar o crecer.
Sin olvidar que el crecimiento en lo humano y en lo republicano es requisito ineludible para que el crecimiento económico – material sea cierto y duradero.
En una situación de emergencia como ésta, lo republicano acompañado de lo ético y honesto debe prevalecer sobre las concepciones de izquierda y derecha, que dicho sea de paso tienen sus límites y alcances bastante confusos en este mundo actual. Es por eso que es de lamentar que expresiones políticas de sólidos y valiosos antecedentes no tengan vocación de unidad con otros por ser de tal o cual lateralidad política.
Una emergencia como ésta más que nunca exige aquello de “primero la patria, luego los partidos y por último los hombres”
En los próximos años los gobiernos habrán de encarar múltiples prioridades coexistentes; más razón para que lo hagan en equipos interdisciplinarios e interpartidarios.
Dediquemos tiempo y esfuerzo a recuperar la vida republicana, a instalar la honestidad como modus operandi de la política, a castigar con la ley en la mano todas las corrupciones sufridas. Ya se verá cuándo podrá ir cada partido por las suyas. Éste es momento de unidad para recuperar la democracia republicana.
EL COMPROMISO
A nadie se le caerá nada porque en un momento como éste se deje de lado lo de izquierda o derecha. La Patria necesita mucho más de nosotros que una opción como esa. Y si la Patria necesita, hay que responder desde el más puro y fuerte patriotismo. Y ese patriotismo debe reflejarse en la participación en esta instancia electoral. No necesariamente en lo partidario, pero sí en el análisis, el diálogo, el abandono del desinterés, el aporte, el compromiso para con los que más sufren las consecuencias de estos feudalismos gobernantes.
La no integración de todos los que aspiramos a republicanismo con honestidad, divide y por eso jugará definitivamente a favor de quienes han instalado esta forma autoritaria y corrupta de gobernar.
No creamos que la política es el arte de hacer lo posible; asumamos aquello de que la política es el arte de hacer posible lo necesario.
Ojalá encontremos el camino de una unidad así, sin creernos más de lo que somos, sin narcisismos políticos o ideológicos. Practicando la cultura del encuentro para llenar la brecha que hoy nos divide, de esperanzas y realizaciones.
SAN LUIS. Marzo 19 de 2015
Tochi: gracias por tus mensajes. Coincido mucho con tus análisis y planteos de la realidad sociopolítica actual.
Mabel L.