Sistema de organización social por el cual los soberanos y los grandes señores concedían en la Edad Media tierras o rentas en usufructo; obligándose quienes las recibían a guardar fidelidad de vasallo al donante, prestarle el servicio militar y acudir a las asambleas políticas y judiciales que el señor convocaba.
El señor feudal creía que la tierra y el gobierno le pertenecían por mandato divino. Y cedía algo de ella a cambio de sumisión, fidelidad, servicios militares. Estos últimos eran la forma en que se resolvía la política por ese entonces. Según los servicios, era la importancia de lo que el señor cedía al caballero o al noble. Los siervos no tenían poder suficiente como para reclamar los incumplimientos o para rebelarse contra las órdenes y decisiones del señor.
La justicia la dictaba el mismo señor.
Hagamos el ejercicio de “traer” mentalmente ese régimen medieval al presente político argentino y sanluiseño y veremos muchos feudos.
Gobernantes que se creen amos y señores del territorio y hasta de las instituciones.
Los reyes, príncipes de aquella época hoy se llaman gobernadores. Los condes, marqueses, etc. se llaman intendentes, diputados, senadores, punteros.
Así nos está pasando en San Luis desde diciembre de 1983 con el gobierno de la familia Rodríguez Sáa.
Este feudalismo tardío, nos está matando la democracia republicana, por ser en muchos casos lo único que conocen las nuevas generaciones.
El feudalismo hace que el pueblo sienta como ajeno, lo que le es propio: su vida, su trabajo, las instituciones.
Al feudo le es más fácil dominar allí donde los valores está ausentes o diluidos, donde la ética no se practica, donde prevalece el tener y el corto plazo.
Ningún feudo actual surge de una concepción ideológica trascendente, respetuosa de la dignidad humana y de la vida democrática, independientemente de las palabras usadas por promocionarlo. Solo e s un proyecto egoísta de poder territorial que doblega voluntades,
autoritario, amigo de la acumulación de riqueza, en las que se afirma para sustentarse y crecer.
Un feudo es un modelo que atrasa, que nos lleva a pasados que creíamos superados.
Solo conociéndolo, denunciándolo, enfrentándolo en todas sus dimensiones y expresiones, buceando en sus orígenes y desarrollo, podremos superarlo.
Feudo o democracia republicana, es la clave para este hoy de San Luis.
No sólo San Luis es un feudo, creo que el país todo lo es. Cada vez que tengo oportunidad de conversar con quienes por aquí, el sur, votan por Rodríguez Saá, intento que no se equivoquen con los discursos.
Me gustan tus comentarios.