Hagamos el ejercicio de sumar los minutos que los medios de comunicación radiales y televisivos y el centrimetraje en medios gráficos, dedicados a la matanza de Charlie Hebdo; a los crímenes de estudiantes en universidades norteamericanas; a cualquier accidente de tránsito, a cualquier avión caído o perdido.
Ahora comparemos esas cifras con los minutos y centrímetros que esos mismos medios le dedican a la matanza de cristianos a manos de fanáticos musulmanes en Asia Menor; al secuestro y venta de las niñas nigerianas cristianas; al asesinato de estudiantes cristianos también en Nigeria; a las muertes por naufragio de africanos que buscan mejor vida escapando del hambre y las dictaduras en sus países; y entre nosotros a los reclamos de nuestros hermanos d e pueblos originarios, incluyendo los atentados que sufren en sus acampes.
Parece que lo que sufren los europeos, yanquis y blancos es noticia más importante que lo que sufren los cristianos, los de piel oscura y nuestros pueblos originarios.
Para unos la solidaridad mundial y las primeras planas. Para otros el mayor silencio posible.
ESO ES RACISMO DEL PEOR EN PLENO SIGLO XXI. ES TAMBIÉN COMPLICIDAD PARA CON LOS RESPONSABLES DE SEMEJANTES CRÍMENES.
Da asco el comportamiento de tantos líderes mundiales, la política de tantos países que la van de líderes, el accionar de tantos organizaciones internacionales comenzando por la misma ONU.
Da asco también cómo nuestra dirigencia política elude hablar de estas cuestiones de lesa humanidad.
Todos los humanos somos hijos del mismo Dios, lo que a uno de ellos le hagan, nos lo hacen a todos.
Estas son algunas de las poderosas razones por las que debemos comprometernos con la política desde sólidos ejes de valores, para cambiar esta politiquería racista, criminal e inútil nacida del más cruel neo liberalismo y de su hijo el imperialismo capitalista.
SAN LUIS. Abril 23 de 2015