Los últimos años muestran un fuerte incremento en la minería a gran escala y con millonarias inversiones a cargo de empresas multinacionales acompañadas de concesiones amplias y generosas de los gobiernos provinciales y nacional. No tienen igual dimensión los beneficios económicos para Argentina. Las regalías y la creación de empleo no son tan importantes. Tampoco se exige que los minerales sean tratados totalmente en nuestra Patria Quien investigue lo que Aguas de Dionisio le deja a Catarmara, podrá comprobar estas afirmaciones.
Esta realidad es propia de la minería a cargo de multinacionales, las que hoy – globalización mediante – demuestran tener menos respeto que nunca.
De este gran negocio disfrutan sólo las grandes empresas que lo acompañan con la más grave y desvergonzada acción de destrucción de los recursos y del ambiente; con serias y ciertas amenazas a todas las formas de vida. Los ataques llegan por cierto hasta al patrimonio arqueológico nacional y mundial, como es el hecho de que las figuras de Nazca (Perú) son usadas como caminos por camiones de una de esas empresas.
En nuestra Patria
La primera gran movilización argentina por este tema ocurrió años atrás en Esquel. Su pueblo rechazó en votación democrática, una explotación de oro muy contaminante. No obstante ese rechazo, hoy las mineras vuelven a presionar para obtener esa concesión.
La amenaza actual está en las explotaciones ya en marcha y encaradas en conjunto por Chile y Argentina (San Juan), al punto de haber conformado de hecho una “zona liberada” en la Cordillera que comparten. Ahí están los proyectos de Pascua Lama y Veladero. Y hay otros en espera, incluso afectando una reserva de biosfera natural. Todos ellos de explotación de oro, plata y minerales asociados. Los que al no estar en filones netos; obligan a una explotación a cielo abierto, destruyendo montañas, triturando, lavando y tratando químicamente las piedras extraídas para obtener lo que buscan.
El lavado se hace con grandes volúmenes de agua que obtienen básicamente de glaciares cordilleranos. La química se hace con cianuro y sus desechos van a parar a los ríos. Son desechos de cianuro: altamente contaminantes y de lenta degradación.
Es decir, trituran montañas, extinguen glaciares, usan los ríos y nos devuelven una escoria rocosa destructora del paisaje y agua contaminada y contaminante para que corra nuevamente por nuestras cuencas. Esa agua ya no sirve para consumo humano, ni para riego.
Tal como se ubican los yacimientos y como se ha organizado la explotación, Argentina recibe muchísima más contaminación que Chile.
Cómo se afecta San Luis
Todo lo que se haga en esta zona llega a los ríos Jáchal y San Juan. Estos van al Desaguadero que pasa por Lagunas de Guanacache, hace de límite San Luis – Mendoza, pasa por La Pampa como Río Salado y desemboca en el Río Colorado, el que termina en el Océano Atlántico. Es decir que las aguas que esta gran minería contamina en San Juan, llevan su destrucción ambiental a una vasta región argentina, que incluye a San Luis en su recorrido inicial.
Además, esta minería afecta cerros y ríos en una región sísmica, lo que aumenta el peligro sin posibilidades ciertas de saber sus alcances.
Y no hace falta que nos afecte en San Luis para que nos preocupemos, porque estos hechos dañan un patrimonio nacional y de la misma humanidad.
Acción de Gobierno.
El gobernador sanjuanino Gioja no satisfizo las demandas para discutir en Audiencia Públicas la conveniencia de estos emprendimientos y cómo hacerlos; con el argumento de la creación de puestos de trabajo. Nunca dijo nada de la destrucción ambiental.
Mientras, La Rioja sancionó una ley que prohibe en su territorio este tipo de explotación minera.
¿Cuál es el costo para los sanjuaninos de la contaminación de sus reservas acuíferas? ¿ Con qué van a regar? ¿Y el costo para la región? ¿Para el país?
Una vez más el gobernante pone su atención en el corto plazo, en la próxima elección y abandona por completo el análisis de las consecuencias de esas acciones para el futuro.
Y en esto de dejar de lado la política ambiental, el Gobierno Nacional mira para otro lado. Mientras dice apoyar la lucha de Gualeguaychú contra las pasteras en Uruguay, nada dice de las papeleras argentinas y nada dice de esta minería en gran escala que nos está invadiendo. La defensa del ambiente es un valor no condicionado al grado de amistad con un gobernante, ni a la dimensión del padrón electoral de una región.
Hasta el momento prevalecen los intereses de las grandes empresas, algunas de ellas con participación accionaria del Presidente de los EEUU. El mismo Sr. Bush de las guerras preventivas.
Lo de San Juan sigue adelante. Es decir, continúa la destrucción ambiental y la contaminación del agua. En estos días el Gobernador de San Juan va por su reelección mostrando estos emprendimientos mineros como un gran logro.
San Luis está en el camino de la contaminación. No podemos hacer como que no sabemos, que no nos afecta ni importa.
Este Gobierno Provincial – ya sin legitimidad – parece no haberse enterado de nada. Y eso que han comprado miles de hectáreas en la zona oeste de la provincia y a que siguen con su plan de reconstruir los Humedales del Bebedero desviando el Desaguadero e instalar allí proyectos económicos familiares. Deberían atender esta contaminación. Al menos que reaccionen en defensa de sus intereses particulares, ya que hasta ahora no han reaccionado en defensa del Bien Común de la provincia.
SAN LUIS. Julio 30 de Julio de 2007.