Una de las prácticas de Stalin fue la de pretender borrar de la historia personas y hechos contrarios a sus intereses. Todo lo que caía en ese “index”, era eliminado de los libros, de la enseñanza, del comentario y del recuerdo oficial. Así elaboró una historia propia en la que sólo figuraba para su política, una historia en la que Stalin era el único héroe y constructor. El único que pensaba en todo, el único hacedor. Nadie ni nada que le hiciera sombra tenía cabida en ese proyecto. Seguir leyendo STALIN EN SAN LUIS
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