La persona humana es principio, sujeto y fin de todas las instituciones sociales. Y éstas deben estar necesariamente puestas al servicio de la totalidad de las personas.
¡ Cómo choca esta concepción con lo que se vive y sufre en nuestra provincia!Porque además del manejo caprichoso de los presupuestos para educación y salud – por ejemplo- está presente a diario la forma en que los funcionarios de cualquier nivel se refieren a los trabajadores y a los problemas de nuestro pueblo. Lo hacen desde el más puro liberalismo, aferrados al ” poco gasto” en educación y salud, al buen cierre de las cuentas. Nunca con algún criterio humanista.
No tienen idea estos funcionarios, del concepto de persona humana. Desconocen lo que es el bien común. Algunos ni siquiera parecen conocer de respeto mutuo.
Esta forma de hablar y de actuar de los funcionarios es propia de este gobierno provincial. Y va acompañada de obsecuencia hasta más allá de los límites. Incluso sin necesidad de que se lo pidan o sugieran. Ya saben que es así, porque así es desde 1983 a la fecha.
Nos preocupa y duele ver a tanto funcionario, muchos jóvenes; tan apegados a la defensa de una forma de gobierno totalitaria, corrupta. Nos preocupa y duele que no sean capaces de ver lo que pasa a su alrededor y de responder a ella desde una concepción humanista integral. En nuestro caso del humanismo cristiano, el que ni por asomo está presente en el gobierno provincial.
Será difícil cambiar una mentalidad así construida en años y sostenida desde los medios que controlan.
Y no olvidamos a los miles de incorporados a un Plan de Inclusión sin libertades ni derechos. Otra expresión más de violación a la dignidad de los sanluiseños.
Nuestra propuesta:
No podemos dejar de denunciar y enfrentar estos sistemáticos atropellos, porque en la medida en que haya clara conciencia de la realidad, habrá mayor unidad para resolverla.
Sobre la denuncia queremos educar para corregir. Y luego, el trabajo en unidad para que desde esta misma democracia podamos revertir el daño que hacen quienes la ejercen para amasar fortunas y acumular poder sin límites.
A la crueldad del proyecto que destruye nuestra dignidad, debemos oponer la fuerte convicción por sumar y coordinar esfuerzos, sostenidos en nuestros mejores valores morales.
“Los hermanos sean unidos/ porque esa es la ley primera/ tengan unión verdadera/ en cualquier tiempo que sea/ porque si entre ellos pelean/ los devoran los de ajuera.”
Todo es posible con unidad, convicciones y coraje. Tengamos compromiso con la verdadera política, aquella de la que se dijo que es la máxima expresión de la caridad cristiana. Con la política entendida y practicada como el instrumento para hacer posible lo necesario en el camino al bien común.
SAN LUIS. Abril 3 de 2006